Adolfo de la Huerta

Adolfo de la Huerta, revolucionario, presidente interino, secretario de Hacienda y dirigente de una rebelión que llevó su nombre, fue también maestro de ópera desde 1928 hasta 1934. Radicado en los Estados Unidos, tuvo en la enseñanza musical su modo de vida, en el distrito cinematográfico de Los Ángeles, donde abrió un estudio en compañía de su esposa, la pianista Clarita Oriol. El tema sería meramente una curiosidad –la insólita de un ex presidente con aficiones artísticas- de no ser porque logró ser reconocido como un capaz maestro de bel canto, que enseñó a noveles, cambió tesituras de voz y ayudó a profesionales a recuperar su voz perdida. “Este libro rescata un  manuscrito inédito de Roberto Guzmán Esparza –autor de las Memorias de don Adolfo de la Huerta según su propio dictado-, al que se agregó el resultado de una investigación en las mejores fuentes disponibles acerca de de la trayectoria musical del ex presidente. Esta obra echa luz sobre uno de los capítulos menos conocidos de quien fuera uno de los revolucionarios más notables. (Se suprime: Este libro partió de un manuscrito inédito de Roberto Guzmán Esparza -autor de las Memorias de don Adolfo de la Huerta según su propio dictado-, al que Pedro Castro agregó una investigación con las mejores fuentes disponibles acerca de la trayectoria musical del ex presidente, además de rescatar fotografías y cartas del mayor interés, en un esfuerzo por echar luz a uno de los capítulos menos conocidos de quien fue presidente de México en 1920). De esta manera, Adolfo de la Huerta forma parte de la selecta galería de políticos-artistas latinoamericanos, en los que también figuran José Martí, Domingo Faustino Sarmiento y Rómulo Gallegos. Con este trabajo Pedro Castro concluyó un proyecto de muchos años en torno a la vida y obra del ilustre personaje, uno de los más relevantes en la etapa de la reconstrucción del Estado mexicano.